sábado, 21 de enero de 2012

"A veces piensas que los mejores momentos de tu vida se han quedado atrás y que los has perdido para siempre"

Y creo que acabo de escuchar como se rompe en mil pedazos mi corazón, y al caer al suelo cada pedazo se rompe en otros mil. Creo que la tortura psicológica a la que me someto es peor que cualquiera de las puñaladas que me puedan dar ahora mismo, en esta situación de desespero de no saber que hacer, si coger una copa y emborracharme hasta no saber pensar o directamente saltar por la ventana. Se trata del amor, de ese amor que tanto miedo me da pero que tanto me gusta sentir. Porque sí, puede que me haga daño, pero todo lo que llevo por dentro es lo único que mantiene con vida, que en la más profunda de las desesperaciones se aferra a la primera esperanza que encuentra para salir adelante, para luchar. Esto es algo que me sobrepasa, que me lleva por delante como si de un huracán se tratara, pero es que realmente llevo dentro un tormenta, una eterna lucha entre lo que es y lo que quiero que sea. Me da miedo que me digan todo lo que tienen que decirme, me da miedo perder algo que ya no sé si tengo o si realmente ha sido mío alguna vez. En un instante, los últimos meses de vida han pasado de ser mis recuerdos y mi presente a ser simplemente recuerdos, me ha llevado a plantearme si lo que viví no fue todo un engaño, un sueño o un espejismo que ahora se rompe de forma imposible ante mis ojos, logrando que todo lo que me ha hecho vivir se esfume como si de una bolsa abandonada a su suerte se tratara. Pero mientras mi corazón siga latiendo al compás de mi respiración, que el mundo se abra bajo mis pies si quiere que yo saldré adelante, luchando contra viento y marea por lo que siento, por mí. Dejaré que curen mis heridas en tierra para después entregarme al mar y volver a luchar por todo lo que creo, pienso y siento, porque podrán clavarme mil puñales que yo tengo mil y una curas.

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