Madrugadas prohibidas en una sala descubierta, un manto infinito repleto de estrellas cubriendo mi cabeza y mis melancólicas canciones reventando mis tímpanos. Corazón, no soporto saber que no estás bien, que esa preciosa sonrisa no está reflejada en tu cara tras la pequeña pantalla... Necesitas aprender a reírte de todo lo malo, que el mundo está cada vez más podrido y está pudriendo consigo lo poco bueno que queda en él. Tampoco me gusta pensar que nada de lo que yo haga va a ser suficiente y necesito que seas fuerte, porque lo creas o no lo que a ti te hace daño a mí me lo hace también, y esto te está hundiendo y no quieres hacer nada. Pero cielo, ¿no te das cuenta de tú y sólo tú te estás destrozando el alma? Todos tenemos un límite y tú lo sobrepasaste hace ya tiempo. Estaría dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de verte feliz, y si la luna se esconde prometo dibujarla para ti, pero corazón, lucha conmigo.
J.
