miércoles, 9 de enero de 2013

Soulmate

Hubo un tiempo en que me consideré muerta en vida, yo sola cavé mi propia tumba. Me ahogué y dejé de ser quien era, dejé de reconocer a la persona que me observaba cada día frente al espejo y la iba odiando cada vez más hasta que llegó a ser insoportable el dolor que me causaba verme a mí misma. Preferí considerarme un fantasma que se encontraba en un mundo al que ya no pertenecía. Entonces llegaste tú, de la nada. Me rescataste sin darte cuenta del infierno en el que me encontraba. Me devolviste la capacidad de soñar despierta, de volar sin alas. Llegaste casi de casualidad, como los mejores días de verano. Eras como cuando el sol traspasa poco a poco cada poro de la piel, saciando mi sed de vida; como encontrarse flotando en medio de un mar muy azul sintiendo cómo el viento acaricia tu piel. De una forma que aún no llego a comprender, me salvaste; pusiste alerta mis sentidos y ahora vuelvo a ser capaz de admirar cada pequeño detalle. El olor a césped, los pájaros que cantaban a lo lejos la otra tarde, la farola que se encendió justo cuando pasábamos por debajo cogidos de la mano.
Eres sin duda la paz de mis noches en vela.

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