jueves, 2 de abril de 2015

Sobre una mañana cualquiera al sol.

   El cielo me sonríe, azul. Las montañas me protegen las espaldas. No hay nubes pero sí las hay, sutiles y frágiles como si las hubiesen pintado sin llegar a tocar el lienzo. El viento me despeina delicado mientras el sol derrite mis dudas infinitas. Que ya no existen.

   Tengo tantas ganas de volar.

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